Friday, May 11, 2007

Humillanse. Humble Yourselves

"Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia;"
Colosenses 3:12

Pablo nos dice en este versículo 12 que, después de vestirnos de entrañable misericordia o compasión, debemos hacer lo propio con la benignidad, y después de la benignidad, con la humildad. Hay tantas cosas que podríamos decir en cuanto a la humildad. Sabemos que en el capítulo 2 de la epístola de Pablo a los Filipenses dice que “Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo…”.

Nuestro ejemplo es Jesús y él era un hombre de oración. El tiempo que pasaba en oración fue el secreto de su poder y el de muchos hombres y mujeres que han sido usados por Dios. Lo que todos ellos tenían en común es que perseveraban en la oración.

Cuando nos humillamos delante de Dios comenzamos a orar porque queremos someternos a él y agradarle. Queremos escuchar su voz y depender de él. A través del tiempo que pasamos en oración nuestras vidas se van afinando de acuerdo al corazón de Dios y llegamos a ser vasijas que él puede usar para derramar su voluntad en este mundo.

Una de las marcas de la iglesia moderna es la dependencia de programas y campañas de marketing. Dependemos de la tecnología y muchas otras cosas humanas pero cada vez hay menos reuniones de oración en nuestras iglesias y menos sermones predicados acerca del tema. La falta de oración es una señal de que no nos hemos humillado delante de Dios. Si nos humillamos, él nos exaltará.

2 de Crónicas 7:14-15 sigue siendo tan vigente y certero como el día en que fue escrito:
“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar”. ¿Captaste el orden aquí? Nos humillamos y comenzamos a orar. Cuando comenzamos a orar debemos buscar el rostro de Dios. Mucha gente “ora” sin orar. Lo que quiero decir es que nunca pasan tiempo buscando a Dios en la oración y por esta razón terminan aburridos y nunca llegan a ser constantes en ella. ¡Que diferencia cuando buscamos el rostro de Dios! Lo que sigue es que la persona, la iglesia o la nación que se humilla delante de Dios y ora, verá obrar a Dios maravillosamente.

Ya es tiempo de humillarnos y orar. Podrías comenzar tú solo si no lo has estado haciendo y luego según lo que Dios te diga, podrías invitar a otros reunirse contigo. No tiene que ser un “gran movimiento de oración”. Es mejor si no sea así. Dos o tres reunidos en su nombre es suficiente.




"Therefore, as the elect of God, holy and beloved, put on tender mercies, kindness, humility, meekness, longsuffering;" [1]
Colossians 3:12

Paul tells us in this verse that after having put on tender mercies, better known as compassion we need to put on kindness, and after kindness we need to put on humility. There are so many things that we could say about humility. We know that Philippians 2 tells us that, “Christ Jesus, 6who, being in the form of God, did not consider it robbery to be equal with God, but made Himself of no reputation, taking the form of a bondservant, and coming in the likeness of men. 8And being found in appearance as a man, He humbled Himself…”
[2]

Our example is Jesus and I just want to point out that Jesus was a man of prayer. That was the secret of His power and the power of so many men and women that God has used in the past. One of the things that they all had in common is that they were all people of prevailing prayer.

When we humble ourselves before God, we begin to pray because we want to submit to God please Him. We want to hear God’s voice because we depend on Him. Through prayer we become attuned to God’s heart and we give God our lives as a vessel for Him to work through.

One of the signs of the modern church is the dependence on programs and marketing campaigns. We depend on technology and so many things but there are very few prayer meetings in our churches and very few sermons on prayer. Our lack of prayer is a sure sign that we haven’t humbled ourselves. If we humble ourselves in the sight of the Lord, He will lift us up. 2 Chronicles 7:14 & 15 is as true today as it was when it was written.
If my people, which are called by My name will humble themselves and pray and seek My face, and turn from their wicked ways, then I will hear from heaven, and will forgive their sins and heal their land. Now My eyes will be open and My ears attentive to prayer made in this place.” Did you catch the order there? We humble ourselves and then we begin to pray. When we begin to pray we must seek God. Many people that “pray” really never pray. What I’m trying to say is, they never really spend time seeking God’s face and for that reason they end up bored and never become constant in prayer. What a difference when we learn to seek God’s face in prayer! The next thing that we see is that the person that really humbles himself and prays, the nation the church that humbles itself and prays, the nation that humbles itself and prays will turn from sin and then God will truly begin to work in a marvelous way. It’s time to humble ourselves and pray! Begin with yourself if you haven’t been doing it and then, as the Lord leads, invite others to join you. It doesn’t have to be a great movement. It´s probably even better if it´s not. Two or three gathered in His name will do.



[1]The Holy Bible, New King James Version, (Nashville, Tennessee: Thomas Nelson, Inc.) 1982.
[2]The Holy Bible, New King James Version, (Nashville, Tennessee: Thomas Nelson, Inc.) 1982.

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