“donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos”.
Colosenses 3:11
Hablamos ayer de que en el cuerpo de Cristo no debe haber divisiones basadas en el trasfondo cultural, en las distintas personalidades, por extrañas que nos puedan parecer, o en los buenos o malos modales, ni siquiera en los de que aquellos que antes de conocer a Cristo fueron delincuentes y aún no han sido cambiados del todo.
Tal vez algunos estaban pensando: “Sí, claro, supuestamente no hay divisiones en la iglesia, pero Pablo tenía la cabeza en las nubes, porque en mi iglesia sucede todo lo contrario”. Bueno, tengo que admitir que mucho de lo que hoy pasa en la iglesia cristiana no es agradable al Señor. Muchas personas que dicen ser cristianas intentan dividirnos poniéndonos en muchos grupos diferentes. Me causa tristeza pero a la vez me encanta el hecho de que Pablo diga que comenzamos a ver un cambio cuando nos vestimos del nuevo hombre. Para ponerme el nuevo hombre tengo que asegurarme, como dice Pablo, de que Cristo sea el todo y en todos.
¿Qué quiere decir esto? Que cuando hago al Señor mi Señor, sus prioridades también llegan a ser las mías. Comienzo a amar a la gente que Cristo ama. Comienzo a ver que Dios está en todo. Dios utiliza hasta aquellas personas que lo odian. Lo vemos muchas veces en las Escrituras y también en nuestras vidas cotidianas.
Déjenme contarles un ejemplo de mi propia vida que me ocurrió hace unos días. Estaba regresando de Villa María del Triunfo, un distrito de Lima, cuando un policía me detuvo. Me dijo que quería ver mi licencia de conducir y la tarjeta de propiedad de la camioneta que estaba manejando. Podía ver por la cara del policía lo que realmente quería: buscaba sacar un billete del gringo. Quería que le pagara coima por algo. Observó que la tarjeta decía que la camioneta tenía cuatro asientos y que es permitido llevar siete pasajeros más el chofer pero me dijo que yo había aumentado la cantidad de asientos. ¡La camioneta tiene 4 asientos, tal como la tarjeta lo indica! La acusación del policía era ridícula. En vez de responder calmadamente, le grité: “¡No es difícil contar hasta cuatro! ¡1-2-3-4!”. El me respondió que estaba en falta por haberlo gritado. “A la policía, se la respeta”, me dijo. Entendí inmediatamente que él tenía razón. Recordé lo que Pablo enseña en Romanos que tenemos que respetar a las autoridades. Me sentía horrible y pedí perdón al oficial y a Dios. Más tarde recordé la vez en que Abraham mintió haciendo pasar por su hermana a su esposa Sara. El rey, siendo un pagano, le llamó la atención. Qué vergüenza el ser amonestado por un rey pagano. ¡Qué vergüenza el ser amonestado por un policía pagano! ¡Pero cómo Dios lo usó en mi vida! Señor, ayúdame a ver que tú estas en todo y te pido más de tu amor.
“where there is neither Greek nor Jew, circumcised nor uncircumcised, barbarian, Scythian, slave nor free, but Christ is all and in all.”[1]
Colossians 3:11
We talked yesterday about the fact that there are no divisions in the body of Christ based on cultural differences. There are no differences in Christ based on a person being the same or a little different than everyone else. It doesn’t matter if the person is well mannered or comes from a crude background.
Maybe some of you were thinking, “I wish that were true but where I come from and what I’ve seen tells me that Paul is just dreaming of something that’s not a reality”. I have to admit that so much of what goes on in the church is not pleasing to the Lord. So many people that claim to be Christians want to separate us into so many different groups. It really makes me sad, but I love the fact that Paul says that we begin to change when we put on the new man. Putting on the new man has to do with making sure that Christ is all for us and that Christ is in all. In other words, when I make Jesus my Lord, His priorities become my priorities. The people that He loves become the people that I love too. I begin to see how God is working in all. He works in the people that love Him. He even uses the people that hate him. We see that throughout scripture and in our daily lives as well.
Let me give you an example of how that worked in my life a few days ago. I was returning from the Villa Maria section of Lima when a police officer stopped me. He asked to see my license and the title of ownership of the van. I could already see what he was after by the look on his face. He was going to see if he could get a bribe out of me. He looked at the car title and noticed that the van title states that we are allowed to have 4 seats. We have four seats. The van is allowed to carry 7 passengers plus the driver. The officer tried to tell me that we had put more seats in the van. His accusation was completely ridiculous but he was hoping that I would get nervous and offer to pay him something. Instead of responding calmly, I shouted at him. I told him that it’s not really that difficult to count to the number 4! He then told me that I was wrong for yelling at him and that as a police officer he deserved my respect. I realized immediately that he was right. I remembered what Paul teaches in Romans regarding respecting our authorities. I felt terrible and asked the police officer and the Lord for forgiveness. Later I remembered the time that Abraham lied to the king saying that Sarah was his sister. The Lord used the king to rebuke Abraham. What an embarrassment to be rebuked by a pagan king. What an embarrassment to be rebuked by a corrupt police officer! I have to admit that God used him though. God, help me to see that you are in all and give me more of your love.
[1]The Holy Bible, New King James Version, (Nashville, Tennessee: Thomas Nelson, Inc.) 1982.
Saturday, May 05, 2007
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