“Porque ningún varón en el cual haya defecto se acercará; varón ciego, o cojo, o mutilado, o sobrado…” Levítico 21:18
Las mujeres me sorprenden mucho. A veces no tienen mucho dinero pero con lo que tienen deciden comprar cremas y muchos productos para mejorar la piel. Existen cremas que supuestamente hacen las manchas desaparecer. He escuchado “testimonios” de personas que han tenido cortes y han usado tal producto. Después de poco tiempo la cicatriz ya no está. Todo el mundo quiere aparecer mejor, sin manchas o mutilaciones. Están dispuestos a pagar mucho dinero para cambiar la cara. En mi caso tal vez es algo distinto. A veces tiendo a mostrar una cara seria. Mi esposa me hace recordar que una sonrisa no hace mal a nadie. Como decíamos en mi niñez, “¡si estás contento, te olvidaste avisar a tu cara!”
En Levítico 21:18 vemos que Dios no permite a una persona cualquiera servir en Su tabernáculo. Ya hemos visto que el hombre ciego es descalificado. El hombre cojo no puede servir tampoco. Aquí vemos que dice el hombre mutilado no puede servir. El hombre así tiene algo que en su cuerpo externo que no es normal. Un corte tal vez, quizás una cicatriz. Tal vez no ha nacido con todo el cuerpo normal. En el Nuevo Testamento vemos que el énfasis está en lo interno, en lo espiritual y no en el cuerpo físico.
En el Nuevo Testamento vemos que hay personas que llegan a la iglesia y llegan con amargura en su corazón. Esta amargura se ve en sus rostros. A veces son las mismas personas que quieren servir. Llegan a ser una distracción y desanimen a los demás. Es mejor dejar al Señor obrar en nuestras vidas y renovarnos antes de ministrar. Servir al Señor con gozo te hace bien a ti y será de bendición para los demás.
En el 1 Corintios vemos que existía favoritismo y que unos estaban siendo excluidos prácticamente. No se podían ver la cara el uno del otro. Así no debe ser en nuestras iglesias tampoco. Romanos 12 dice, “El amor sea sin fingimiento.”
¿Cuánto te costaría cambiar la cara para que puedas servir al Señor con gozo? ¿Tendrías que dejar el pecado de la preocupación al lado? Tal vez la envidia no te está ayudando tampoco. Sin hacer cirugía plástica podrías mejor tu cara y tu ministerio a la vez dejando al lado estos pecados que producen un exterior feo. ¡Te queremos lindo(a)!
Las mujeres me sorprenden mucho. A veces no tienen mucho dinero pero con lo que tienen deciden comprar cremas y muchos productos para mejorar la piel. Existen cremas que supuestamente hacen las manchas desaparecer. He escuchado “testimonios” de personas que han tenido cortes y han usado tal producto. Después de poco tiempo la cicatriz ya no está. Todo el mundo quiere aparecer mejor, sin manchas o mutilaciones. Están dispuestos a pagar mucho dinero para cambiar la cara. En mi caso tal vez es algo distinto. A veces tiendo a mostrar una cara seria. Mi esposa me hace recordar que una sonrisa no hace mal a nadie. Como decíamos en mi niñez, “¡si estás contento, te olvidaste avisar a tu cara!”
En Levítico 21:18 vemos que Dios no permite a una persona cualquiera servir en Su tabernáculo. Ya hemos visto que el hombre ciego es descalificado. El hombre cojo no puede servir tampoco. Aquí vemos que dice el hombre mutilado no puede servir. El hombre así tiene algo que en su cuerpo externo que no es normal. Un corte tal vez, quizás una cicatriz. Tal vez no ha nacido con todo el cuerpo normal. En el Nuevo Testamento vemos que el énfasis está en lo interno, en lo espiritual y no en el cuerpo físico.
En el Nuevo Testamento vemos que hay personas que llegan a la iglesia y llegan con amargura en su corazón. Esta amargura se ve en sus rostros. A veces son las mismas personas que quieren servir. Llegan a ser una distracción y desanimen a los demás. Es mejor dejar al Señor obrar en nuestras vidas y renovarnos antes de ministrar. Servir al Señor con gozo te hace bien a ti y será de bendición para los demás.
En el 1 Corintios vemos que existía favoritismo y que unos estaban siendo excluidos prácticamente. No se podían ver la cara el uno del otro. Así no debe ser en nuestras iglesias tampoco. Romanos 12 dice, “El amor sea sin fingimiento.”
¿Cuánto te costaría cambiar la cara para que puedas servir al Señor con gozo? ¿Tendrías que dejar el pecado de la preocupación al lado? Tal vez la envidia no te está ayudando tampoco. Sin hacer cirugía plástica podrías mejor tu cara y tu ministerio a la vez dejando al lado estos pecados que producen un exterior feo. ¡Te queremos lindo(a)!
‘For any man who has a defect shall not approach: a man blind or lame, who has a marred face or any limb too long,[1] Leviticus 21:18
Women really surprise me. Sometimes they don’t have a lot of money but with the little bit that they have they decide to buy creams and other products to better their skin. There are creams that supposedly make marks and blotches disappear. I’ve heard testimonies of people that have had cuts and have used certain products. After a short time the scar isn’t there anymore. Everyone wants to look better, without blotches or scars. People are willing to pay a lot of money to change their face. In my case, it’s a little different. Sometimes I tend to have a serious face. My wife tells me that I have to remember that a smile doesn’t hurt anyone. It’s like we used to say when I was a kid, “if you’re happy you forgot to let your face know.”
In Leviticus 21:18 we’ve seen that God doesn’t allow just anyone to serve in the tabernacle. We’ve already seen that the blind man is disqualified. The lame man can’t serve either. Today we see that the marred man can’t serve. A man like this has something in his external body that isn’t right. Maybe he has a cut or a scar. Maybe he was born with an abnormality in his body. In the New Testament we see that the emphasis in on the internal and not the external. It’s on the spiritual and not the physical.
The New Testament shows us that people that get to church with the idea of serving but have bitterness in their heart can’t really serve. You can see the bitterness all over their face but they want to serve. They become a distraction in the church and they discourage others. It’s better to let the Lord work in our lives and renew us before we think about ministering. Serving the Lord with joy is good for you and it will be a blessing for others as well.
In 1 Corinthians we see that church practiced favoritism and that some where being excluded practically. They couldn’t stand to see the face of their own brothers in the Lord. It shouldn’t be that way with us. Romans 12 says, “let love be without hypocrisy”.
How much would it cost you to change your face so that you could serve the Lord with joy? Maybe you would have to leave that sin of worry behind? Is it possible that envy isn’t helping you either? Without plastic surgery you could make improvements to your face and your ministry at the same time if you leave these sins behind. They really do give you an ugly appearance. We want to see you beautiful!
[1]The Holy Bible, New King James Version, (Nashville, Tennessee: Thomas Nelson, Inc.) 1982.
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