Tuesday, March 20, 2007
Empeine The Scab
Porque ningún varón en el cual haya defecto se acercará; varón ciego, o cojo, o mutilado, o sobrado, o varón que tenga quebradura de pie o rotura de mano, o jorobado, o enano, o que tenga nube en el ojo, o que tenga sarna, o empeine, o testículo magullado. Ningún varón de la descendencia del sacerdote Aarón, en el cual haya defecto, se acercará para ofrecer las ofrendas encendidas para Jehová. Hay defecto en él; no se acercará a ofrecer el pan de su Dios.
Levítico 21:18-21
Hoy día seguimos hablando de cosas no tan agradables que se encuentran en la Biblia. La semana pasada hablamos de la persona con la sarna y expliqué porque la persona así no pudo ministrar. Esta vez hablaremos de la persona que tiene empeine. La NVI lo traduce tiña. Es conocido también como impétigo. La idea aquí es que la persona tiene una bacteria que causa un sarpullido. Crecí en Florida en los Estados Unidos en una zona que tenía muchas plantas y animales. Es una zona tropical y todos mis amiguitos y yo teníamos impétigo de vez en cuando. Jugábamos en la tierra todos los días y regresábamos a la casa completamente cochinos, tan cochinos que mi mamá me mandaba a bañarme afuera con una manguera antes de ingresar a la casa. ¡Que vergüenza, sobreviví la experiencia!
La bacteria que causa el impétigo está en muchos lugares, y para prevenir que esta bacteria entre en el cuerpo y para prevenir el daño que hace es importante mantener el cuerpo limpio. Después de tener el impétigo hay que combatirlo con antibióticos. Es contagioso.
Creo que después de haber visto la foto arriba no tenemos que preguntar porque la persona con impétigo no podía servir en el tabernáculo. A nadie le gustaría trabajar al lado de una persona infectada así. Si trabajaría así, después de no mucho tiempo todo el mundo estaría infectado y nadie podría trabajar. Así el sacerdocio estaría enviando una señal de que todos son cochinos y que no se bañan como debe ser, y esto es importante porque el Antiguo Testamento dice que los sacerdotes, obligatoriamente tenían que bañarse antes de ministrar. Dios pone mucho énfasis en la pureza y la limpieza. No quiere que Su pueblo este contaminado.
Ahora a la aplicación para nuestros tiempos. Es importante que los ministros estén limpios por dentro y por fuera si van a ministrar. Hace unos años me encontré con un misionero que tenía muchos años sirviendo al Señor aquí en El Perú. Quería escuchar su consejo y le pregunté, ¿Cuál es el consejo que Usted me da? El me contestó, “Ser santo porque hay muchos misioneros que no lo son. Hay muchos pastores que han sido malos ejemplos para el pueblo”. Creo que tiene la razón. Ser santo no se trata de mantener la parte exterior limpia y presentable, sino mantener el corazón santo y limpio delante de Dios. Cuantas veces nos olvidamos que nuestro reto no es ganar almas para Cristo, nuestro reto principal no es tener una iglesia muy grande o un ministerio “exitoso” según la idea del mundo. El reto es agradar a Dios. El mismo Dios que ve lo que hay en la profundidad de nuestro ser, se preocupa por el impétigo espiritual. Pasando el tiempo lo feo que tienes adentro, la bacteria del pecado saldrá.
A veces el problema no es un pecado tan obvio. Trataríamos con un pecado obvio al toque. Es una actitud que no le agrada a Dios. Ya no queremos servir, sino ser servidos. Ya no pensamos en los demás, sino pensamos en nosotros mismos. En ves de hablar de cosas edificantes salen burlas, chismes y cosas feas.
La última noche de Su vida terrenal, Jesús se quitó la ropa y comenzó a lavar los pies de los apóstoles. Explicó que no era necesario limpiar todo el cuerpo porque ya estaban limpios. Solo tenía que lavar los pies. Habían caminado en el mundo. Al caminar, los pies quedaban sucios. Así debemos comenzar. Dejando a Jesús limpiarnos cuando hemos estado en el mundo. Si no estamos limpios por completo, no pasará mucho tiempo y estaremos con bacterias adentro.
Al comparar el problema que tiene la persona con la sarna y la persona que tiene el impétigo, la diferencia es que la sarna es causada por tener una piel muy seca. Para mejorar esta situación es importante aplicar el aceite del Espíritu Santo, en cambio, el impétigo es un problema causado por el ambiente, lo que entra a nuestro cuerpo sin nosotros saberlo. La solución es mantener el cuerpo limpio. En Efesios capítulo 5 y versículos 26 el Apóstol Pablo habla del lavamiento del agua por la palabra. Entonces es importante usar la palabra para quitar toda la suciedad del cuerpo y mantener nuestras vidas sanas para el Señor. ¿Cómo te va con tu tiempo en la palabra? ¿Estás dejando a Dios hablarte y limpiarte? La palabra nos mantiene limpio y a la vez sirve como un buen antibiótico si ya estamos infectados.
‘For any man who has a defect shall not approach: a man blind or lame, who has a marred face or any limb too long, a man who has a broken foot or broken hand, or is a hunchback or a dwarf, or a man who has a defect in his eye, or eczema or scab, or is a eunuch. No man of the descendants of Aaron the priest, who has a defect, shall come near to offer the offerings made by fire to the Lord. He has a defect; he shall not come near to offer the bread of his God.
[1]
Leviticus 21:18-21
Today we’re going to continue talking about some of the things in the Bible that are kind of nasty. Last week we talked about the person that suffered from eczema and I explained why they couldn’t serve in the ministry. This time we’re going to talk about the person that has a scab. I did a little research and found that it’s really talking about the person that has impetigo or a related infection; the person that has a bacterial infection that causes an outbreak on the skin. I grew up in Florida, in the United States. It was an area that had a lot of plants and animals and we very tropical. My friends and I had impetigo once and a while. We played in the dirt every day and returned to our houses just as filthy as can be. I got home so dirty that I can remember my mother making me wash myself outside with a hose before entering the house. It was embarrassing but I survived!
The bacterium that causes impetigo can be found in a lot of places. To prevent it from entering the body and doing harm, it’s important to keep the body clean. After contracting the bacteria, it should be treated with antibiotics. It is contagious.
After seeing the photo above, I don’t think anyone needs to ask why a person with impetigo was not permitted to serve in the ministry. No one would like to work along side of a person with an infection like impetigo! If they were permitted to work they could end up infecting everyone and then no one would be working. The priest with impetigo would be sending out a message. He would be saying that the priests were dirty and that they didn’t bathe themselves like they were supposed to. That’s important because the Old Testament required the priest to bathe before performing their duties. God puts a lot of emphasis on purity and cleanliness. He doesn’t want His people contaminated.
Now we get to the application for our times. Ministers of the gospel must be clean in the outward areas of their lives and inwardly as well. A few years ago I met with a missionary that has been serving the Lord for many years here in Peru. I wanted to hear his counsel and I asked him, “What is your counsel for me as a new missionary?” He said, “Be holy, because there are a lot of missionaries and pastors that aren’t. Many have been bad examples for the people. I think he was right. Being holy doesn’t have to do with maintaining a holy outward appearance and just leaving it at that. It has to do with having an undivided and pure heart before God. So many times we forget that our most important goal isn’t to win souls for Christ. It’s not to have a big church or a successful ministry. The goal is pleasing God. The same God that sees what’s in the deep places in our heart is the God that is concerned about spiritual impetigo. As time goes by, that ugly infection inside will work it’s way out.
Sometimes the problem isn’t an obvious sin. We would have dealt with that right away. It’s an attitude that isn’t pleasing to the Lord. We don’t want to serve others any longer. We want to be served. We don’t even think about others anymore. We think of ourselves first. Instead of talking about things that are edifying, we poke fun of others, we gossip and we talk about ugly things.
The last night of Jesus earthly life, He took off His clothing and began to wash the disciples’ feet. He explained that it wasn’t necessary to wash the whole body. Washing the feet would be enough. They had been walking in the world. Due to their walk, their feet were dirty. This is how we must begin; allowing Jesus to wash our feet when we’ve been walking in the world. If we’re not completely clean, it won’t be long before we’ll have those bacteria inside.
If we compare the eczema problem with the impetigo problem, we see that the difference is that the eczema is due to a dry skin and we need the Holy Spirit to minister to us. We need Him to apply the oil to our skin so that it can be made soft again. In the case of the impetigo, the problem is caused by the surroundings. What wants to get into our body without us even knowing it. The solution is to keep clean. In Ephesians 5:26, the Apostle Paul talks about the washing of water by the word so we see that it’s important to use God’s word to get all of that dirt off and keep ourselves clean. How are you doing in the word? Are you allowing God to wash you. The word cleans us, acting as a preventative medicine but it works as a great antibiotic for those who have been infected as well.
[1]The Holy Bible, New King James Version, (Nashville, Tennessee: Thomas Nelson, Inc.) 1982.
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