Monday, February 06, 2006
Matthew 13:44-45 Mateo 13:44-45
I’m teaching the book of Matthew on Sunday mornings in Surco. This week we were in chapter 13. I explained the parables that talk about the man that found treasure hidden in a field and sold everything to buy it and the one that talks about the man that found the pearl. He sold everything to buy it too. It was great to see the people learning God’s word. If you fellowship at Koinonia but weren’t able to make it yesterday you really missed it. We had a great time in God’s word.
Most of the people didn’t realize before that the treasure refers to Israel. Just took at Psalm 135:4 and you’ll see that Israel is God’s treasure. Jesus gave everything He had to buy Israel’s salvation. So we see that the parable doesn’t teach us that we have to give up everything to get salvation. Jesus is the one that gave up everything.
In the parable that talks about the pearl we see something new. Obviously pearls come from oysters. Oysters were not permitted as part of a Jewish diet according to Old Testament Law. In Jesus day the Jews (obviously the disciples were all Jews at this point) weren’t interested in pearls. I can imagine that it must have been a surprise for them teaching that a man would sell everything he had to buy a pearl. A pearl would have to come from an unclean shellfish. We see hear that pearls come from the sea. The sea always refers to the gentile nations in scripture. The pearl speaks to us of the gentile church. Jesus gave everything he had to purchase the church. A pearl is formed when a grain of sand enters the shell of the oyster and begins to irritate it. The beautiful pearl is formed as the result of that irritation. As we submit to God’s will in the middle of irritations, tribulations and problems we see that He uses those things to sanctify us and make us beautiful.
Mateo 13:44-45
Estoy enseñando el libro de Mateo los domingos en Surco. Esta semana estábamos estudiando capítulo 13. Expliqué las parábolas que hablan del hombre que encontró un tesoro escondido en el campo. El vendió todo lo que tenía para comprar el campo y así conseguir el tesoro. Fue lindo ver a la gente aprendiendo la palabra de Dios. Si te congregas en Koinonia pero no llegaste ayer, realmente lo perdiste. ¡Pasamos un tiempo tan lindo en la palabra de Dios!
La mayoría de la gente no sabia que el tesoro en la parábola nos habla de Israel. Solo hay que ver Salmo 135:4 para ver que Israel es el tesoro de Dios. La palabra posesión en este versículo también puede ser traducida tesoro. Entonces vemos que Cristo vendió todo lo que tenía para comprar su tesoro Israel. La parábola no enseña que nosotros tenemos que vender todo para conseguir la salvación. Jesús es él que tuvo que dejar todo.
En la parábola que habla de la perla vemos algo nuevo. Obviamente las perlas vienen de las ostras. Los judíos no podían comer mariscos. Era en contra de la ley del antiguo testamento. En el tiempo de Jesús los judíos no tenían interés en las perlas. En este tiempo todos los discípulos de Jesús eran judíos. ¡Me imagino que fue una sorpresa tremenda para los discípulos escuchar a Jesús hablar del hombre que vendió todo para comprar un perla! ¡Una perla de un animal inmundo! Las perlas vienen del mar. La mar siempre representa a las naciones de los gentiles en la Biblia. La perla nos habla de la iglesia de los gentiles. Jesús dio todo lo que tenía para comprar la iglesia. La perla es formada cuando entra un grano de arena a la ostra. Llega a ser algo irritante. Pasando el tiempo la irritación produce la perla. Así vemos que los problemas de la vida, las cosas irritantes, las tribulaciones, estas cosas son usadas por Dios para nuestra santificación. Así llegamos a ser una perla preciosa.
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