Tuesday, June 13, 2006

James 3:14-16 Santiago 3:14-16

James 3:14-16
14 But if you have bitter envy and self-seeking in your hearts, do not boast and lie against the truth.15 This wisdom does not descend from above, but is earthly, sensual, demonic.16 For where envy and self-seeking exist, confusion and every evil thing are there.
[1]

Matthew Henry on James 3:14-16

Envying and strife are opposed to the meekness of wisdom. The heart is the seat of both; but envy and wisdom cannot dwell together in the same heart. Holy zeal and bitter envying are as different as the flames of seraphim and the fire of hell. 2. The order of things here laid down. Envying is first and excites strife; strife endeavors to excuse itself by vain-glorying and lying; and then (v. 16) hereupon ensue confusion and every evil work. Those who live in malice, envy, and contention, live in confusion, and are liable to be provoked and hurried to any evil work. Such disorders raise many temptations, strengthen temptations, and involve men in a great deal of guilt. One sin begets another, and it cannot be imagined how much mischief is produced: there is every evil work.
[2]

Santiago 3:14-16 “Pero si ustedes tienen envidias amargas y rivalidades en el corazón, dejen de presumir y de faltar a la verdad. Ésa no es la sabiduría que desciende del cielo, sino que es terrenal, puramente humana y diabólica. Porque donde hay envidias y rivalidades, también hay confusión y toda clase de acciones malvadas.”

La envidia y la contienda son opuestas a la humildad de la sabiduría. El corazón es la sede de las dos; pero la envidia y la sabiduría no pueden morar juntas en el mismo corazón. El celo santo y la envidia amarga son tan diferentes como las llamas del serafín y las llamas del infierno. El orden de las cosas dadas aquí… La envidia es primera y excita la contienda; la contienda procura excusarse por la vanagloria y la mentira; y (v.16) entonces comienza la confusión y toda obra de maldad. Aquellos que viven en la mala intención, la envidia y las contiendas, viven en confusión, y son propensos a ser provocados y apurados en cualquier obra malvada. Esos trastornos levantan muchas tentaciones, dan mas fuerza a ellas y envuelven a los hombres en una gran cantidad de culpabilidad. Un pecado engendra a otro y no se pueden imaginar la cantidad de malicia que es producida: allí hay toda clase de obra de maldad.

[1]The Holy Bible, New King James Version, (Nashville, Tennessee: Thomas Nelson, Inc.) 1982.
[2]Henry, Matthew, Matthew Henry’s Commentary on the Bible, (Peabody, MA: Hendrickson Publishers) 1997.

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