“No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno.”
Colosenses 3:9-10
Comenzamos a ver este pasaje el 12 de abril. Desde entonces, cada vez que he tenido tiempo he estado escribiendo acerca de las cosas del viejo hombre que debemos despojarnos. Les agradezco por su paciencia. Si alguien no ha leído todo lo anterior, puede volver al primer día en que comencé a tratar este tema y leer a partir de ahí.
Hoy hablaremos de lo primero que menciona Pablo en el versículo 9: la mentira. La mentira es un problema muy significativo en la iglesia de hoy. Es difícil encontrar a gente sincera en la iglesia. Muchos están acostumbrados a decir aquello que piensan que la otra persona desea escuchar. Mentimos porque no queremos ofender o porque no queremos terminar ofendidos. Mentimos porque nos parece más fácil. Algunos viven una mentira y lo hacen tan bien que hasta piensan que es verdad.
Pablo dice que la mentira es parte del viejo hombre. El viejo hombre siempre se preocupaba por la opinión de la gente o buscaba una manera de escaparse de su responsabilidad. El hombre nuevo, en cambio, está siendo conformado a la imagen de Cristo.
Al estudiar la vida de Jesús, una de las cosas que descubro y me encanta de él es que era genuino y real. No le decía a la gente aquello que la ayudaría sentirse mejor sino que hablaba la verdad con amor. No le preocupaba tanto la opinión de los demás porque antes que nada le preocupaba la opinión de su Padre Celestial. Para él, ofender a su Padre hubiese sido mucho peor que ofender a otro. La verdad de Cristo era una bocanada de aire fresco para la gente que buscaba algo más que la religiosidad o lo políticamente correcto.
Por ello, Cristo hizo muchos enemigos. Sucede lo mismo hoy día. Hay mucha gente que prefiere una dulce mentira a la verdad. Para poder identificarnos con Cristo debemos vivir y decir la verdad aun cuando la gente prefiera la mentira. Jesús es verdad.
Colosenses 3:9-10
Comenzamos a ver este pasaje el 12 de abril. Desde entonces, cada vez que he tenido tiempo he estado escribiendo acerca de las cosas del viejo hombre que debemos despojarnos. Les agradezco por su paciencia. Si alguien no ha leído todo lo anterior, puede volver al primer día en que comencé a tratar este tema y leer a partir de ahí.
Hoy hablaremos de lo primero que menciona Pablo en el versículo 9: la mentira. La mentira es un problema muy significativo en la iglesia de hoy. Es difícil encontrar a gente sincera en la iglesia. Muchos están acostumbrados a decir aquello que piensan que la otra persona desea escuchar. Mentimos porque no queremos ofender o porque no queremos terminar ofendidos. Mentimos porque nos parece más fácil. Algunos viven una mentira y lo hacen tan bien que hasta piensan que es verdad.
Pablo dice que la mentira es parte del viejo hombre. El viejo hombre siempre se preocupaba por la opinión de la gente o buscaba una manera de escaparse de su responsabilidad. El hombre nuevo, en cambio, está siendo conformado a la imagen de Cristo.
Al estudiar la vida de Jesús, una de las cosas que descubro y me encanta de él es que era genuino y real. No le decía a la gente aquello que la ayudaría sentirse mejor sino que hablaba la verdad con amor. No le preocupaba tanto la opinión de los demás porque antes que nada le preocupaba la opinión de su Padre Celestial. Para él, ofender a su Padre hubiese sido mucho peor que ofender a otro. La verdad de Cristo era una bocanada de aire fresco para la gente que buscaba algo más que la religiosidad o lo políticamente correcto.
Por ello, Cristo hizo muchos enemigos. Sucede lo mismo hoy día. Hay mucha gente que prefiere una dulce mentira a la verdad. Para poder identificarnos con Cristo debemos vivir y decir la verdad aun cuando la gente prefiera la mentira. Jesús es verdad.
“Do not lie to one another, since you have put off the old man with his deeds, and have put on the new man who is renewed in knowledge according to the image of Him who created him.” [1]
Colossians 3:9-10
We started looking at this passage on the 12th of April. I’ve been writing about the things that Paul tells us we have to take off. I write about it when I have time so thanks for being patient with me. If you haven’t been reading along with us you can go back to the first day that I started writing on this passage and then catch up.
Well in light of this passage, I don’t want to lie to you, lying is a significant issue in the church today. It can be hard to find sincere people in the religious organization known as the church. Many of us are so used to saying what we think the other person wants to hear. We lie because we don’t want to offend or because we don’t want to be offended. We lie because it’s just easier to lie. Some of us even live a lie and we do it so well that we’ve convinced ourselves that it’s the truth.
Paul tells us that this is part of the old man. The old man was always worried about what other people think or worried about finding a way to escape responsibility. The new man is being conformed to the image of Christ.
One of the things that I love about Jesus is that when we study His life, we see that He was genuine and real. He didn’t tell people things just to make them feel better. He spoke the truth in love. He wasn’t so concerned about what others thought because He was concerned, first and foremost, with what His Father in heaven thought. Offending His Father was much worse than offending man. His truth was a breath of fresh air for the people longing for something other than political correctness or religiosity but He made a lot of enemies as well. It’s still the same today. There are a lot of people that prefer a sweet lie. To identify with Jesus means to live and tell the truth when the people prefer a lie. Jesus is Truth.
[1]The Holy Bible, New King James Version, (Nashville, Tennessee: Thomas Nelson, Inc.) 1982.
Colossians 3:9-10
We started looking at this passage on the 12th of April. I’ve been writing about the things that Paul tells us we have to take off. I write about it when I have time so thanks for being patient with me. If you haven’t been reading along with us you can go back to the first day that I started writing on this passage and then catch up.
Well in light of this passage, I don’t want to lie to you, lying is a significant issue in the church today. It can be hard to find sincere people in the religious organization known as the church. Many of us are so used to saying what we think the other person wants to hear. We lie because we don’t want to offend or because we don’t want to be offended. We lie because it’s just easier to lie. Some of us even live a lie and we do it so well that we’ve convinced ourselves that it’s the truth.
Paul tells us that this is part of the old man. The old man was always worried about what other people think or worried about finding a way to escape responsibility. The new man is being conformed to the image of Christ.
One of the things that I love about Jesus is that when we study His life, we see that He was genuine and real. He didn’t tell people things just to make them feel better. He spoke the truth in love. He wasn’t so concerned about what others thought because He was concerned, first and foremost, with what His Father in heaven thought. Offending His Father was much worse than offending man. His truth was a breath of fresh air for the people longing for something other than political correctness or religiosity but He made a lot of enemies as well. It’s still the same today. There are a lot of people that prefer a sweet lie. To identify with Jesus means to live and tell the truth when the people prefer a lie. Jesus is Truth.
[1]The Holy Bible, New King James Version, (Nashville, Tennessee: Thomas Nelson, Inc.) 1982.
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