“Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno.”
Colosenses 3:8-10
La blasfemia
Normalmente, los cristianos pensamos que la blasfemia tiene que ver con lo que la gente dice en contra de Dios. Hablamos de blasfemar el nombre de Dios o de la blasfemia contra el Espíritu Santo, por ejemplo. Pero en Colosenses Pablo habla de blasfemar a otras personas.
¿Qué es la blasfemia? Tiene que ver con la calumnia o la difamación. Significa restar mérito o valor a alguien, o hablar mal de alguien. Lo que ocurre frecuentemente en la iglesia o el mundo cuando escuchamos que una persona que no nos cae bien ha hecho algo bueno es que decimos: “Sí, claro que ha hecho algo bueno, por supuesto, pero es porque…”; o también: “Lo hizo porque…”. Entonces le quitamos el mérito o valor a lo hecho por esa persona. Parece que la capacidad de criticar ha llegado a ser todo un arte en el mundo moderno. Ocupa gran parte de la vida de muchos cristianos, también. Para muchos, la crítica ha llegado a ser una especie de distintivo. Consideramos que la capacidad o la libertad de criticar es un derecho dado por Dios. Y siempre queremos opinar.
Tal vez en este momento algunos ya estén analizando el asunto. Quizás piensen: “Criticamos por estas razones… Sí, es cierto que algo tiene que cambiar, pero primeramente vamos a analizar la situación… Pero criticamos porque…”. Sin embargo, es interesante el enfoque de la palabra de Dios en este pasaje. Pablo ni siquiera menciona los motivos que motivan la crítica. Él sabe que siendo cristianos, tenemos el Espíritu Santo, y por lo tanto tenemos también el poder necesario para cambiar este aspecto de nuestras vidas. Pablo simplemente nos dice que tenemos que dejar de blasfemar, de restar mérito, de hablar mal de nuestros hermanos.
No pierdas tu tiempo analizando el asunto. Quítate esa actitud que siempre quiere criticar como si estuvieras quitando las medias que apestan después de tenerlas puestas todo el día. ¡Qué diferencia experimentamos cuando somos capaces de simplemente admitir que aquella persona ha hecho algo bueno y dejarlo así sin decir nada negativo!
Como cristianos sería lindo aprender regocijarnos con lo que están contentos. Si nuestro hermano ha recibido una gran bendición del Señor, deberíamos ser bendecidos también. Hablemos cosas edificantes permitiendo a otros cobrar ánimo por lo que decimos hoy.
“But now you yourselves are to put off all these: anger, wrath, malice, blasphemy, filthy language out of your mouth. Do not lie to one another, since you have put off the old man with his deeds, and have put on the new man who is renewed in knowledge according to the image of Him who created him.” [1]
Colossians 3:8-10
Blasphemy
As Christians, we usually think of blasphemy having to do with blaspheming the name of God or the blasphemy against the Holy Spirit. In this context Paul is talking about blaspheming other people.
What does it mean to blaspheme? The word blaspheme is to slander, to detract from or to speak evil off. The most common form of blasphemy in the church, or in the world for that matter, occurs when we hear something good about someone that we have a problem with. They’ve done something good and we have to give our opinion. We probably say something like. It’s true that they did that well, but… or we say, of course they did that, but they did it because… and so we’ve detracted from that person. It seems that criticizing has become so much a part of modern culture and it has definitely become part of so many Christians lives. We wear out ability to criticize like a badge. It’s almost as if we consider it to be a God given right. After all, we should be allowed to express our opinion, right?
At this point many are going to start to think about the reasons we feel the need to criticize. Something inside of us has to change, they’ll say. The word of God is interesting to me here because Paul doesn’t even get into that discussion. Paul knows that as Christians, we have the power of the Holy Spirit. We have the power to change this aspect of our lives. Paul simply tells us to stop blaspheming, to stop detracting from others, to stop evil speaking.
Don’t waste your time analyzing. Just take that critical attitude off like you take those smelly socks off at the end of the day. What a difference we experience when we’re able to just simply admit that someone has done something well and leave it at that.
As Christians it would be great if we could learn to rejoice with those that rejoice. If our brother in Christ is doing well or has received a great blessing from the Lord, we should be blessed as well. Let’s speak things that are edifying and allow others to be encouraged by what we say today.
[1]The Holy Bible, New King James Version, (Nashville, Tennessee: Thomas Nelson, Inc.) 1982.
Wednesday, April 18, 2007
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