Thursday, June 07, 2007

El Perdón. Forgiveness

“soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.”
Colosenses 3:13

Continuamos estudiando la vestidura que el apóstol Pablo nos manda a ponernos como cristianos en Colosenses 3, aunque ha pasado más de una semana desde la última vez que escribí algo acerca de este pasaje. Hasta ahora hemos visto que el objetivo de las diversas prendas que conforman esta vestidura es protegernos del frío de este mundo y de sus caminos, y que al vestirnos así somos capaces de llevar una vida que glorifica el nombre de nuestro Señor. También hemos visto que es imposible ponernos esta vestidura o vivir esta vida sin el poder del Espíritu Santo. Él es quien tiene que hacer la obra en nosotros, de otro modo actuamos de manera carnal.

Aquí, en el versículo 13, Pablo nos dice que debemos perdonar. A veces es difícil perdonar, pero mi experiencia me indica que es mucho más duro tratar de vivir la vida cristiana sin hacerlo. Como cristianos, vivir con la paz de Dios en nuestros corazones y en nuestras mentes debe ser un hábito y una bendición cotidiana. Al ser conscientes de que hemos sido perdonados de tantos pecados y caminar conforme al Espíritu, el perdonar llega a ser una parte de nuestra ser. Cuando perdonamos demostramos que Cristo tiene autoridad sobre nuestras vidas porque él es el único que realmente tiene autoridad para perdonar el pecado.

Durante siglos los cristianos han sufrido terribles e innumerables injusticias, pero cada vez que han perdonado a sus enemigos Dios ha usado ese sufrimiento para el avance de su reino. Pienso en los mártires, comenzando por Esteban. O en Corrie Ten Boom sufriendo por la mano de los nazis y a la misma vez perdonando al responsable de la muerte de su hermana. Recuerdo también a un matrimonio de Florida, Estados Unidos, que le enviaba cartas a la cárcel al joven asesino de su hijo hablándole del amor y perdón del salvador, y que gracias a ello él entregó su vida a Cristo.

¿Han escuchado el refrán “perdonar es divino”? Tal vez nunca te parezcas más a tu Señor que en los momentos en que perdonas a los que te han hecho daño.



“bearing with one another, and forgiving one another, if anyone has a complaint against another; even as Christ forgave you, so you also must do.” [1]
Colossians 3:13

We’ve been looking at the wardrobe that the apostle Paul tells us that we are to put on as Christians in Colossians 3, (even though it’s been a while since I’ve written anything about it). We have seen that Paul tells us that as we put these things on, we are actually protecting ourselves from the cold atmosphere of this world and its ways. We see that putting on these different things, we’re able to live a life which glorifies the name of our Lord. We’ve also seen that we can’t do these things in our own strength. We really need the Holy Spirit to do the work in us.

Here in verse 13 we are told to forgive. It can be hard to forgive at times but my experience has been that it’s actually harder for the Christian to live without forgiving. We get used to living with the peace of God in our hearts and minds and it’s a real blessing. We realize that we’ve been forgiven for so many things and forgiving becomes part of our being as we begin to walk in the Spirit. When we forgive we are demonstrating that Christ has authority over our lives because He is the one and only that really has authority to forgive sins.


Christians have suffered terrible injustices through the centuries and countless times have been used of God to further His kingdom when they’ve forgiven their enemies. I think of the martyrs starting with Stephen. I think of Corrie Ten Boom suffering at the hands of the Nazi’s and forgiving the guard that was responsible for the death of her sister. I remember the couple in Florida. Their son was murdered by another young man and sent to prison. I think about how they began to send that murderer letters telling him of the love of the Savior and leading him to Christ.

To forgive is divine and you are perhaps never more close to resembling your Lord than when you forgive those who have grieved you.


[1]The Holy Bible, New King James Version, (Nashville, Tennessee: Thomas Nelson, Inc.) 1982.

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