“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”.
Romanos 1:18
Estoy leyendo los comentarios de Donald Grey Barnhouse sobre la epístola a los Romanos. Son muy buenos y los disfruto mucho. Aquí transcribo uno de ellos sobre Romanos 1:18.
Por su naturaleza, los hombres son objeto de la ira, lo cual significa que naturalmente merecen toda la ira de Dios. La cruz ha revelado esta ira, y los juicios que habrán de venir sobre el mundo nacen de la muerte de nuestro Salvador.
La obra consumada en el altar es el sacrificio por los pecados. Ese es el lugar de la sangre. Pero en el fin de los tiempos, el día de la gracia habrá terminado y llegará el del juicio. Entonces, los hombres que hayan rechazado la sangre del altar tendrán que recibir fuego de él. Eso lo vemos al recordar lo que ocurrió el primer día en que se rindió culto en el altar, bajo la ley de Moisés: Dios mismo fue quien prendió el fuego que consumió el cuerpo del cordero. Lo cual equivale a decir que si no quieres a Jesucristo como tu Salvador, debes tenerlo como juez. Y es que es absolutamente cierto que tanto la gracia como la ira proceden de la cruz de Jesucristo. Su justicia y su ira son igualmente reveladas en las buenas nuevas.
Romans 1:18
"For the wrath of God is revealed from heaven against all ungodliness and unrighteousness of men, who suppress the truth in unrighteousness..." [1]
I’ve really been enjoying Donald Grey Barnhouse’s commentary on the book or Romans. Here are a few quotes from him on Romans 1:18
Men are by nature the children of wrath, which means that they naturally deserve all of the wrath of God. The cross has revealed that wrath, and the judgments that will come upon the world flow from the death of the Savior.
The appointed work done at the altar is the sacrifice for sins: There is the place of the blood. But at the end of time, it is seen that the day of grace is ended and the day of judgment has arrived. Men have refused the blood of the altar, so they must have the fire from the altar. And when it is remembered that on the very first day of worship under the Mosaic law, God himself lighted the fire that consumed the body of the lamb, it is equivalent of saying: If you will not have Jesus Christ as your Savior, you must have Him as your Judge. It is the truth that both grace and wrath proceed from the cross of Jesus Christ, that both righteousness and wrath are revealed in the gospel.
[1]The Holy Bible, New King James Version, (Nashville, Tennessee: Thomas Nelson, Inc.) 1982.
Tuesday, July 31, 2007
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